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martes, 15 de julio de 2014

RAP DEL OPTIMISTA (Joaquín Sabina)


Era un grupo de ésos que ves en un garito por cien pavos. Coca, birra y sexo; cresta de almidón; chupa con clavos. Eran cuatro mendas de una intensidad provocadora gritándole al mundo: "¡Por fin ha llegado nuestra hora!".


Y tocaban rock and roll, algo inmaduro pero rock and roll, pelín oscuro pero rock and roll, bastante duro pero rock and roll. Si no hay futuro ¡viva el rock and roll!

Hasta que llegó el verano y les presentaron a un locutor que tenía un amigo arreglista que era vecino de un productor casado con una teclista muy vanguardista que era la amante de un elegante representante que tiene un socio con mucha vista para el negocio con los cantantes.

Y llegó la Visa con sus chantajes. Y empezó la prisa de los viajes. Y se acabó la risa.

Ya no van a bares: montan sus movidas en privado. Saben adaptarse a las exigencias del mercado. Seis galas hicieron con el Duque en las municipales. Fueron los terceros de los no-sé-cuántos principales.

Ahora tocan puro pop, intencionado pero puro pop, pelín pesado pero puro pop. Contra el pasado, ¡larga vida al pop!

Desde que llegó el verano y les presentaron a un asesor de imagen que estaba enrollado con la sobrina de un promotor cuñado de cierta modista que era la esposa de un columnista de esa revista tan prestigiosa por su talento para la cosa del lanzamiento de los artistas.

Ahora van de yuppies -fotos en "Hola"-, juran por Snoopy, que es lo que mola, y pasan de las groupies.

Hoy tocan el rap del optimista en vez del blues de la necesidad. Hasta en la consulta del dentista suenan por el hilo musical.

Quedaron, con el voto portugués, los decimoterceros en Eurovisión: ellos que juraban comerse la vida. Y fue la vida y se los merendó.

Y aunque han pisado más de una mierda sus zapatos de gamuza azul, ahora van con Lottuse sobre las moquetas y a Solana lo tratan de tú.

Que nadie se sienta aludido: a mí las moralinas me hacen vomitar. Quise hacer un cuento divertido, sin parecido con la realidad.

Que se quede cojo de las tres piernas cierto crítico que hay por ahí si miento cuando digo que nunca pido consejos y jamás los di. A no ser al tipejo ése del espejo que me vacila cantidad. A veces me hace un corte de mangas y dice "No hay quien te soporte, chaval". Al fin y al cabo lo único que pasa es que necesitaba componer (para comer) una canción que terminara de una puta vez este elepé. Ya quisiera yo, en lugar de este reggae, haber escrito “Rapsodia en blue”, “Chelsea hotel”, “Guantanamera”, ”Tatuaje”, “She Loves you” (yé, yé, yé), “Pedro Navaja”, “Like a rolling stone”,  "Dos gardenias para ti”, “Mira que eres canalla”, “No hago otra cosa que pensar en ti”, ”Marieta”, “La estatua del jardín botánico”, “Moon over Bourbon street”… ¿Qué culpa tengo, si a lo más que llego es a “Pongamos que hablo de Madrid”?

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