La bella joven se reía tanto después del baño a la orilla del mar, que como la risa es la mayor provocadora de la curiosidad, asomó su cabeza un tritón para ver lo que pasaba.
-¡Un tritón! -gritó ella, pero el tritón tranquilo y sonriente la serenó con la pregunta más inesperada:
-¿Quieres decirme qué hora es?
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