Algunas costumbres, sin embargo, perduraron.
Y fue así que la fiesta de cumpleaños se celebró en medio de la devastación, sobre ruinas olvidadas, entre colosales construcciones de acero y concreto (1) ahora devoradas por la maleza.
Los últimos sobrevivientes del apocalípsis se reunieron alrededor de la mesa principal. Se articuló entonces un vago simulacro del rito original, con regalos improvisados, afectados cánticos, felicitaciones y augurios de prosperidad.
Envueltas por el hedor de millones de cadáveres calcinados, doce velas de colores fueron encendidas sobre la torta (2) de cumpleaños. Una extravagancia, desde luego, pero era tradición honrar al más anciano de los ancianos.
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(1) En España, cemento.
(2) En España, tarta.
(1) En España, cemento.
(2) En España, tarta.
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