Elige un relato al azar

Ver una entrada al azar

jueves, 19 de enero de 2017

MI RECLAMO A LOS FABRICANTES DE LA MÁQUINA DE LA FELICIDAD (Sebastián Beringheli)


Estimado equipo de JAPI Inc.

Les escribo con motivo de un reclamo a propósito de su producto identificado bajo el número de serie 3845-F69, que en publicidades en medios televisivos, gráficos y virtuales, es llamado Máquina de la Felicidad. Adjunto información sustanciosa en el formulario de reclamos, más copia de garantía, para los encargados de evaluar el rendimiento del mencionado artefacto.


NOMBRE DE USUARIO: Gerardo Carella.

EDAD: 45 años. ESTADO CIVIL: soltero.

FECHA DE ADQUISICIÓN: 08-09-16

MOTIVO DE RECLAMO: error de diseño, estafa flagrante.

DESARROLLE A CONTINUACIÓN EL MOTIVO DE SU RECLAMO:

Me interesé por su producto tras ver un anuncio publicitario en una página web de citas veganas. Debo decir rápidamente que no suscribo tal filosofía gastronómica, y que mi apetito fragua únicamente con carne vacuna, tirando a jugosa. La aclaración no es ociosa: soy un hombre fuerte, con una estructura ósea sólida y extremidades más largas que la media, de modo tal que puedo dar cuenta perfectamente del error de diseño en la Máquina de la Felicidad.

Luego de ver el anuncio publicitario, me informé en detalle sobre las características del producto. Según ustedes, la Máquina de la Felicidad no necesita ser recargada; su vida útil consta de unos diez años (promedio) y, una vez activada, no requiere de mantenimiento y/o actualizaciones periódicas de ninguna índole.

Aquí, precisamente, radica el motivo de mi reclamo.

Ustedes sostienen que la Máquina de la Felicidad puede ser activada de inmediato. La empresa aconseja que esto se realice en presencia de los empleados encargados del transporte, de modo tal que se pueda verificar cualquier falla en el aparato. En un mundo ideal esto sería lo más razonable, sin embargo, ustedes saben perfectamente bien que la Máquina de la Felicidad tiene dos metros de alto por tres de ancho, y que su embalaje atenta contra cualquier posibilidad de certificar adecuadamente su estado. De manera tal que hice lo que, supongo, han hecho la mayoría de sus consumidores: firmé el consentimiento de entrega sin retirar el aparato de su caja.

Me tomó exactamente treinta minutos desembalar la Máquina de la Felicidad. Tengo una o dos opiniones al respecto, pero me las reservo para una carta más detallada. Lo cierto es que, con mucho esfuerzo, logré instalar el aparato en el comedor, habida cuenta de que vivo solo y dispongo de mucho espacio libre.

Deduje que si la acción de sus ondas de felicitud se extienden en un radio de 12 metros (de acuerdo al manual de instrucciones), entonces ése era el lugar más indicado para ubicarla, ya que desde allí podía asegurarme la mejor cobertura WIFI en todo mi domicilio particular; aun en las dependencias sanitarias, las cuales frecuento a menudo debido a dolencias renales que no vienen al caso.

Excitado por su enorme potencial (cito publicidad: FELICIDAD SIN LÍMITES LAS 24 HORAS DEL DÍA), me dispuse a accionar el interruptor del artefacto. ¿El resultado? Nada. Absolutamente nada. Ni una mísera luz en el tablero de control.

Consulté nuevamente el manual de instrucciones y advertí, demasiado tarde, la estafa en la que infantilmente había caído.

Efectivamente, la Máquina de la Felicidad posee un solo botón de accionamiento primario, pero éste sirve únicamente para activar los circuitos eléctricos del artefacto. Para iniciar el software es necesario accionar una palanca ubicada en el otro extremo del aparato, precisamente al mismo tiempo en el que se presiona el botón primario.

Un error de diseño de tamaña envergadura anula cualquier presunción de inocencia. Ustedes sabrán entender la audacia de la siguiente afirmación, pero sin temor a represalias judiciales me atrevo a decir que su artilugio es una verdadera y absoluta estafa.

Un botón y una palanca que deben ser accionados exactamente al mismo tiempo, pero ubicados a una distancia de tres metros entre sí, solo puede significar que su Máquina de la Felicidad fue diseñada específicamente para ser encendida de a dos.

Atentamente, Gerardo Carella.



No hay comentarios:

Publicar un comentario