Dámaso fue papa de la Iglesia católica en el siglo IV. Posiblemente era de origen gallego. (Su epitafio con final en alto puede corroborar este dato.) Tuvo un pontificado complicado a causa de grandes enfrentamientos con dispares rivales, entre los que destacó su archienemigo Pisciliano, también gallego. Sus disputas terminaron desencadenando graves disturbios que se saldaron con ciento treinta y siete muertos y la intervención del mismísimo emperador, que confirmó a Dámaso y desterró a Pisciliano.
Entre los logros de este papa, está el de encargar a San Jerónimo redactar una biblia en lenguaje que el pueblo pudiera entender; esta se llamaría La Vulgata y aunaría 46 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo. Puede decirse que es la primera biblia tal y como hoy la conocemos. Murió con 80 años en el 384, pero antes tuvo tiempo de escribir su iluminado epitafio.
“Yo, Dámaso, hubiera querido ser sepultado junto a las tumbas de los santos, pero tuve miedo de ofender su sagrado recuerdo. Espero que Jesucristo, que resucitó a Lázaro, me resucite también a mí en el ultimo día”.
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