Un noble señor se paseaba a caballo por el bosque. Al llegar a un puente, su caballo se espantó y no quiso seguir adelante. El noble le dijo entonces a Tsing Ping, su criado:
––Ve a ver qué pasa. Parece que hay un hombre escondido.
Tsing Ping avanzó unos cuantos pasos y vio a su amigo Yu Yang al acecho, con un arma en la mano.
––Abandona a tu amo, tengo una cuenta que ajustar con él.
––De jóvenes fuimos los mejores amigos y me hiciste grandes favores. Si algo tramas y yo lo delato, falto a mi deber de amigo. Pero quieres causarle un daño a mi señor. Si no le advierto, falto a mi deber de sirviente. Un hombre en mi situación no tiene más remedio que morir.
Dicho esto, se retiró y se suicidó.
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