Avanzamos de continuo en nuestra nave
atravesando todas las galaxias
hasta llegar a la frontera cósmica
los confines últimos del infinito
Y entonces los vimos
Allí fuera, dos cachorros de desconocida especie
más grandes aún que el propio cosmos
traviesos, revoltosos
como niños pequeños
nos llevaban, movían
y de ese modo
y de ese modo
(siempre lo sospechamos)
con nosotros los humanos
con nosotros los humanos
con nosotros sus muñecos
jugueteaban
jugueteaban
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