Pero siempre regresan. Esta noche olvidaron cerrar la puerta de entrada y apagar luces. Alguien me despertó. No supe qué decir; me siento un extraño ocupando una casa vacía. Ellos me reconfortan y justifican mi presencia: soy quien los sueña.
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jueves, 28 de abril de 2016
CASA VACÍA (José Luis Morante)
En la casa ya no vive nadie. Solo está la neblina, esos moradores que ayer ocuparon las habitaciones. Bajo la luz tenue del alba, si franqueo la puerta quejumbrosa, escucho su fisiología desperdigada e invisible en pasos, susurros y gemidos. De cuando en cuando callan, como si se hubiesen mudado por unas horas a otro lugar.
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