INSTRUCCIÓN 10 (Leila Guerriero)
Están juntos desde hace quince años. Después de mucho tiempo, hacen algo que antes hacían a menudo: van a un recital en un parque. Sorpréndase cuando el olor de los baños químicos mezclándose con el de la comida de decenas de puestos ambulantes, que antes lo enardecía, ahora le produzca náuseas. Piense que ella, de todos modos, parece contenta, despreocupada. Coman algo. Deambulen. Cada tanto pregúntele: “¿A qué hora empieza?”, en el mismo tono en que le pregunta: “¿Pagaste el seguro del auto?”. Sepa que ella detectará en su voz la nota de fastidio. Note cómo se contrae al responder: “Falta una hora”, para después sumergirse en un silencio hosco. Sin embargo, cuando el recital está por comenzar, ella lo toma alegremente de la mano y tracciona hacia adelante, buscando sitio entre la multitud. Usted había olvidado ese brío, esa firmeza. Sienta un rayo de admiración, que se esfuma rápido. Ella se vuelve y lo mira con una sonrisa plena. Sienta que ella no está feliz: que actúa desesperadamente como si lo estuviera. Cuando la banda sale al escenario, ella aúlla, salta. Siéntase incómodo, avergonzado, como si estuviera con una mujer desconocida, escandalosa. Pregúntese: “¿Ella era así antes?”. Y después: “¿Antes de qué?”. De pronto, en mitad de un tema, ella se cuelga de su cuello y lo besa seminalmente, como si quisiera matarlo. Responda al beso con los labios duros, refractarios. Sienta que ella es un anzuelo intentando capturar el recuerdo de un recuerdo muerto, un gran instrumento inútil haciendo esfuerzos por volver a sonar. Sienta que todo es deforme y falso, un cuento que ella se cuenta a sí misma porque nunca dejará de buscar en usted al héroe que jamás fue, o que fue antes, o que fingió ser cuando ella era alguien a quien usted codiciaba. Sienta una repulsión demente. No por ella, sino por lo que han hecho: por lo que se han hecho.
Mi MADRASTRA ME PONE DE RODILLAS PARA CASTIGARME FÍSICAMENTE,con VARIAS CACHETADAS CON TODAS SUS FUERZAS PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF PLAFFFFFFFFFFFFF que LLENARON de COLOR rojo MIS MEJILLAS Y ME MARCARON LAS DOS CARAS
ResponderEliminar