CONSIGO MISMO (Cuqui Covaleda)
Discutía mucho consigo mismo. El problema vino cuando, enzarzados en acalorada discusión, Sigo y Mismo llegaron a las manos. No ya un rifirrafe apasionado, sino una pelea a puñetazo limpio. Quienes presenciaron la riña no sabían cómo separarlos.
El brazo izquierdo dándole puñetazos al derecho... y viceversa.
ResponderEliminar